Ayer fue un día de esos en los que a las personas que nos gusta correr, disfrutamos de verdad. No se la gente que habría, 3500 inscritos más unos cuantos que corrieron sin dorsal. Fue impresionante. Además, con este nuevo circuito se evita que los que salen a competir de verdad, tengan que ir esquivando a los que solo vamos a pasar un buen rato con los amigos, que somos la mayoría, y que se produzcan los problemas de todos los años, de choques y caídas.
En cuanto a mi, no sabía si iba a poder hacer la carrera entera, porque tengo el tobillo derecho jodido desde hace unos días. El inicio de la preparación del Maratón de Sevilla, maratón imposible en cuanto a mi se refiere, ha hecho que mis "patas" protesten, y estoy prácticamente parado. Con lo cual doblemente contento porque, aún con dolor, la puede terminar. Fui bastante bien acompañado en todo momento por varios amigos. El primero Ángel Cuevas, el cual después de bastantes meses sin poder correr, se comprometió a que la primera carrera que hiciera, la haría conmigo, y cumplió su palabra (no como otros). También tuve la suerte de que me acompañaran Fran Olivas, como todos los años, Fran Clemente, compañero del tajo y Emilio Solera, además de Pablo que iba con sus dos hijos María y Jose. Perdonadme si se me olvida alguien. Y como es tradicional, el resto de compañeros del Dosquince, nos esperaron en la esquina de la fuente y cruzamos todos juntos la meta.
Por cierto, dar la bienvenida al club a Pepe Gómez Polo, nuevo miembro para este año. De despedidas ya hablaremos, que también las hay.
En fin, una carrera de San Silvestre que cada año, va mejorando en todos los sentidos. Entre todos hemos conseguido que sea una auténtica fiesta, y la prueba es que cada año se queda más gente sin dorsal.
Hasta mañana, si vivimos.
